miércoles, 15 de septiembre de 2010

Gritar que somos libres

Ignoraba yo que don Miguel Hidalgo murió deshecho de culpa por la sangre derramada que su apasionada empresa provocó. Tarde percibió que la ira del pueblo hambriento es la peor bestia que produce la ambición de los hombres:  


..."¡Ah, América, querida Patria mía! ¡Ah, americanos, mis compatriotas, europeos, mis progenitores y sobre todo los insurgentes, mis secuaces, compadeceros de mí! Ya veo la destrucción de este pueblo, que yo he ocasionado, la ruina de los caudales que se han perdido, la infinidad de viudas y huérfanos que he dejado, la sangre que con tanta profusión y temeridad se ha vertido y, lo que no puede decir sin desfallecer, la multitud de almas que por seguirme estarán en los abismos". (Manifiesto escrito en la prisión de Chihuahua, en mayo de 1811)


Yo no sabía que Vicente Guerrero era un moreno ancho, de pelos parados y chinos, nada finito como los criollos que se la partieron después de que murieron los titanes, Hidalgo y Morelos. Desconocía que aquella pasión primigenia que clamaba justicia y encarnaron los grandes hombres que por primera vez experimentaron un sentimiento "nacional" por México... se convirtió de manera absolutamente lógica y con el tiempo en un mar de ambiciones sucias y conveniencias baratas que luego se repartieron quienes quedaron en el poder.
        Es lógico que no supiera yo que Guadalupe Victoria, junto con Nicolás Bravo, fueron los dos últimos generales valientes que tuvo Morelos y de quien bebieron un sorbo de pasión nacionalista. 
        Que Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón (já) o sea Antonio López de Santa Anna, encarnó el primer político mexicano que fue tradicional por siglos... es decir, promiscuo, vicioso, acomodaticio y sobre todo, el único mortal que hacía algo por trabajar en "política" gobernando un país en caos.
        Hay muchas cosas interesantísimas que yo no sabía, hasta que la suerte enorme que Dios me dio (con sus asegunes, pero bueno...) me hizo vivir en estado lúcido el 200 cumpleaños de mi país.
        En la escuela primaria me dieron un panorama tieso y formal de la historia de la Independencia; pero ver a los héroes descarnados pone a cada quién en su lugar. Hay muchísimo más que falta por saber, porque la Historia es insondable y las guerras de los hombres se desbordan de horror y caos espiritual... pero muy claro es que el más grande personaje de ese momento de nuestro origen, fue Miguel Hidalgo.
        Un hombre cabal, lo que se dice un HOMBRE; con esa mezcla de masculinidad violenta, aderezada de una gran sabiduría libresca y de la vida, y ¡ah! el valor. ¡Valor!, señores, eso que ahora los politiquillos de escritorio desconocen; que los machos juzgan un adorno inútil en sus abusos, que los mexicanos alcohólicos y golpeadores de mujeres no tienen idea con qué se come...
        Valor, hombría, un espíritu libertario sin límites. Su grito nos llega hasta ahora; todos gritamos ¡Viva México!, porque él, aunque nuestra república ni era eso ni aún se llamaba así, lo hizo primero que todos. Somos su coro, rindámosle honores.


Ni modo... también lo que no se puede tocar, EXISTE: El amor por México. Yo lo vivo; ¿y tu?
(La imagen es muy romántica y hasta un poco cursi, pero me vale gorro: ¡Me encanta!)

1 comentario:

  1. Alejado de la blogósfera como estoy, vengo aquí como las equipatas. Conparto tu reflexión sobre la historia, esa gelatina inaprehensible. Será por su comida, por sus bailes, por su caprichosa geografía, por sus bellezas. No sé, pero me siento muy bien cuando levanto la cabeza y miro a mi alrededor.
    Al hombre se le conocerá por sus virtudes y sus vicios, decía Morelos, y creo que eso está por encima de periodos históricos, naciones y origen étnico, y sea tal vez la gran lección que encontramos en los "Sentimientos". Así que, por lo que pensaban los padres de la Patria, es suficiente motivo para sentirse orgulloso.
    becho.nacho

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